La calidad del tomate

tomaquetsLa calidad del tomate depende más de la temperatura que de la luz natural. Investigadores estudian una mata de tomatera (Fuente: Neiker Tecnalia 10/04/2008 SINC)

Investigadores dirigidos desde el Neiker Tecnalia cuestionan en un estudio la importancia capital de la exposición a la luz natural en la calidad de los tomates. Esto podría servir por optimizar la calidad de hortalizas producidas al Norte de España.

Patrick Riga, investigador al departamento de producción y protección agrícola del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo (Neiker Tecnalia), y autor principal del estudio, ha declarado a SINC que la luz no es tan importante como se pensaba para obtener tomates «de buena calidad», porque esta depende más de otros factores como la temperatura. Según Riga, el hallazgo resulta interesante en regiones del Norte de España, con nubosidad frecuente y una media de 140 días lluviosos al año, como la cordillera Cantábrica, para conseguir buenos tomates aunque a las plantas les lleguen pocas radiaciones solares.

Condiciones controladas
En el estudio se evaluaron diferentes indicadores de la calidad organoléptica (sabor y textura), y nutritiva de las hortalizas como la acidez, el contenido de sólidos solubles, los compuestos fenólicos, el pH o el contenido de vitamina C de los tomates.

Con esta finalidad, las tomateras se expusieron a una reducción de las radiaciones fotosintéticas del 30 y del 50 por ciento, incluyendo un control de plantas expuestas a un 100 por ciento de las emisiones lumínicas. El cultivo se realizó en tierra, en un invernadero sin calefacción artificial, donde se proveyó de sombra una pequeña parte con el objetivo de homogeneizar la temperatura del recinto con las corrientes de aire.

Ahorro de energía
Otra de las conclusiones del estudio obre la posibilidad de reducir los costes de calefacción, un punto en el que también trabajan investigadores de países europeos como Holanda, a través de la selección de variedades de semillas que pidan menos energía. Por Riga, es posible reducir los costes de calefacción y conseguir la misma calidad a los tomates, aunque, como inconveniente, se obtendría menos cantidad de hortalizas. Los agricultores deben escoger entre producción y calidad, añadió. Ahora, los investigadores se centrarán en analizar cuánto se puede reducir la temperatura para disminuir el gasto energético, sin que se afecten los parámetros de calidad. El hallazgo también podría aplicarse a otros frutos con elevado valor nutritivo, como las fresas, los pepinos o los melones.